L’Urgell: tierra de aceite y ecos antiguos

La comarca del Urgell, de ecos antiguos, pertenece a La Ruta del Cister, que agrupa algunas de las mejores muestras monásticas de la arquitectura gótica en Catalunya. Un tiempo en que el aceite de oliva ya era un producto de primera necesidad, un codiciado elixir dorado, que ha modelado paisajes de una belleza equilibrada, y a la vez viva, por obra y gracia de la payesía. Una actividad agraria y de artesanía alimentaria, que nos ofrece un aceite de oliva virgen extra excepcional, una gastronomía propia inigualable y una creciente oferta oleoturística.

Incluso el paisaje del Urgell es hijo del aceite, el vino y el cereal, una combinación del Mediterráneo más clásico. Seguir aquí la pista del olivo y el aceite, entre cultivos, bancales y márgenes de piedra seca, al abrigo de pueblos de origen medieval, es dejarse cautivar por el paisaje de una Cataluña rural que sigue viva. Una Cataluña rural donde la agricultura y la naturaleza se dan la mano armónicamente.

Fruto de esta actividad agraria y de la transformación cada vez más exigente de los productos, de la comarca del Urgell surgen un enoturismo creciente y un oleoturismo ambicioso, complemento indispensable para todo aquel que decida conocer esta tierra.