Aunque cualquier estación del año es buena para disfrutar de los atractivos de las comarcas leridanas, la primavera es una época ideal para conocer el patrimonio natural y monumental de este territorio. Una climatología suave y agradable que invita a descubrir los pintorescos paisajes de la demarcación, acompañada de una naturaleza efervescente que se abre en una intensa explosión de formas, colores y olores, conforman el escenario ideal para visitar las comarcas leridanas.

Un estallido natural, además, acompañado de la reactivación de actividades turísticas de todo tipo, comenzando por el inicio de la campaña de deportes de aventura (ámbito en el que la demarcación de Lleida es un referente internacional) o la puesta en marcha del singular Tren de los Lagos, entre otras muchas actividades, propuestas todas ellas que proporcionan al visitante la posibilidad de vivir experiencias únicas y llenas de encanto.

El Pirineo y las Tierras de Lleida es un territorio generoso en patrimonio cultural, monumental y arquitectónico –desde yacimientos prehistóricos, ibéricos o romanos a joyas románicas, góticas, barrocas o modernistas, pasando por el atractivo de sus pueblos y ciudades o la originalidad de las construcciones de piedra seca–, a la vez que sobresale por su riqueza natural, que abarca los espléndidos valles y montañas del Pirineo y Prepirineo y los fértiles y suaves paisajes de la llanura.

Precisamente, el período de crisis sociosanitaria que vivimos –y que afortunadamente está registrando una evolución positiva– ha puesto en valor la propuesta turística natural, sostenible y poco masificada que ofrece la demarcación de Lleida, y que supone un valor añadido más a los múltiples alicientes que el visitante puede encontrar en estas tierras. Alicientes como el talante abierto y acogedor de sus gentes, la excelencia de su gastronomía o la calidad de los equipamientos y servicios turísticos.