BAÑOS DE BOSQUE
En la inmensidad del Bosque del Gerdar y la Mata de València
Situada en las vertientes meridionales de la cordillera de los Pirineos y con sus valles de cabecera en el Pirineo Axial, donde destacan cimas altísimas que superan los 3.000 metros o que los rozan y lagos formados hace miles de años, el Pallars Sobirà es una comarca de naturaleza radical y generalmente de alta montaña. Los valles de cabecera del Noguera Pallaresa han formado tres valles de carácter propio y fuerte: las Valls d’Àneu, el Valle de Cardós y la Vall Ferrera, todos ellos dominados por montañas cubiertas de nieve en invierno, prados y bosques de verde intenso, ríos rápidos de aguas frías y cristalinas. Una riqueza natural penetrante que ha situado la comarca como referente de deportes de aventura.
Toda la comarca en global es un espacio natural extraordinario, parte del cual se encuentra dentro del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y el Parque Natural del Alt Pirineu. Ofrece infinidad de posibilidades para todos los públicos para disfrutar de la naturaleza todo el año y existen varios puntos de información donde dar con las opciones más idóneas para todos los paladares. ¡Seguro que muy cerca de cada pueblo encontraréis más de un bosque donde experimentar la conexión con la naturaleza con todos los sentidos!
La zona propuesta es el Bosque del Gerdar y la Mata de València, que se halla en la zona periférica de protección del Parque Nacional. Se trata del abetal más importante de la península Ibérica y de los más relevantes del sur de Europa. Tiene la singularidad de ser una masa forestal sin fragmentación y un ecosistema forestal muy bien conservado y en superficie, con 774 hectáreas, es el abetal más grande de la vertiente meridional de los Pirineos. La grandiosidad de los abetos y la frondosidad del bosque son claramente visibles desde la carretera y constituye un hábitat muy relevante por su fauna alpina y forestal.
Cabe decir que cualquiera de los puntos de acceso es un buen punto para iniciar la práctica de baño de bosque, puesto que la densidad y riqueza del Bosque del Gerdar y la Mata de València es permanente en toda su extensión. El punto de inicio que aquí se propone es el que se encuentra muy bien señalizado en la carretera C-28. A unos 10 kilómetros de Esterri d'Àneu, en dirección al puerto de la Bonaigua, hay un indicador a mano izquierda que señala claramente el Bosque del Gerdar. El indicador está situado cerca del kilómetro 57, en el lugar de Bonaigua de Baix, un vecindario cuya única casa antigua conservada es Casa Sastrada. Del desvío a la zona de aparcamiento del Callau hay unos 2 kilómetros. Antes del aparcamiento, a unos 200 metros, veremos el refugio del Gerdar.
Cuando tomemos el desvío de la C-28 entraremos en la antigua carretera de la Bonaigua. En esta carretera, que hoy en día puede parecer estrecha, la vegetación ha ganado terreno y se puede contemplar como opción para realizar una práctica de baño de bosque con personas con diversidad funcional, ya que el terreno es muy accesible hasta el aparcamiento. Salvo en las épocas estival y de mucha afluencia, es un itinerario muy tranquilo y nada transitado.
Una vez en el aparcamiento veremos un panel informativo que nos contextualiza en el valle de Cabanes. A los pies de este valle tenemos el Bosque de Gerdar de la Mata de València, que se encuentra entre 1.450 y 1.700 metros de altitud. Este valle de origen glaciar desagua en la vertiente meridional del valle de la Bonaigua, y ya desde el aparcamiento oiremos el ruido del río de la Bonaigua, que discurre en orientación norte-sur desde la cabecera del valle hasta desaguar en el Noguera Pallaresa junto a València d’Àneu. El río de la Bonaigua tiene dos afluentes principales, que son el barranco de Gerber y el río de Cabanes. El agua juega un papel primordial en toda la zona y vale la pena tenerla en cuenta en cualquier práctica de baño de bosque. Además, en el valle de Cabanes no se han realizado intervenciones de obra hidroeléctrica, muy propias de otros valles de la comarca.
El espacio para la práctica de baño de bosque
Situados mirando el panel informativo principal del valle de Cabanes veremos que salen distintos caminos en varias direcciones. Como decíamos al inicio, cualquier dirección nos llevará derecho al medio del bosque, de modo que las opciones de alargar más o menos el paseo dependerán de cada uno. En todas direcciones, los caminos quedan sumergidos en un monte inmenso dominado por los abetos (Abies alba), en el que encontraremos árboles de todos los tamaños y edades. Troncos muertos, riquísimos para los ecosistemas, con madera en distintos niveles de descomposición, en el suelo o en pie. Nos sorprenderá su altura, algunos ejemplares rozando e incluso superando los 25 metros de alto. Veremos la inmensidad del bosque umbrío, con un sotobosque poco poblado, ya que las capas de hojas horizontales, largas, densas y con muchas agujas, no dejan pasar la luminosidad ni el calor. Huelga decir que en época de calor este bosque es un oasis de frescura. La típica forma cónica de las copas de los abetos es visible también desde el interior del bosque, donde llama la atención que las ramas comienzan a ser más prominentes a partir de cierta altura del tronco.
Una opción muy fácil de paseo tranquilo y prácticamente sin desnivel es tomar el camino que sale más a la izquierda de todo (situados mirando el panel informativo). Veremos que la señalización vertical indica varias rutas, entre ellas València d’Àneu, y también hay una dirección que indica “Ramat de camins” (‘rebaño de caminos’; hay que acercarse a la señalización, ya que queda algo escondida). Si tomamos este senderito, muy llano, enseguida nos sumergiremos en el abetal, en el que destaca también algún pino silvestre (Pinus sylvestris) y pino negro (Pinus uncinata) también de grandes dimensiones. Muchos de los árboles tienen tronco doble e incluso alguno tiene tres en la misma base, lo que hace un perímetro aún mayor. Hay algunos helechos (Pteridium aquilinum), arándanos (Vaccinium myrtillus), frambuesas (Rubus idaeus) y cantidades de musgo que cubre rocas y piedras de muros. Siempre acompaña el ruido del río de la Bonaigua. Avanzando un poco, llegaremos a una altiplanicie de abetos, con restos de muros que hacen pensar que había existido algún cercado para el ganado. Algo más adelante, siempre siguiendo el sendero, encontramos un espacio soleado con avellanos (Corylus avellana), entre otras especies, y donde el cambio de vegetación relacionada con la luminosidad es evidente.
Volviendo al abetal, sorprende por doquier la altura y frondosidad de los árboles, así como la gran cantidad de rocas esparcidas como si se hubiera producido una lluvia de meteoritos. En la misma dirección del camino, a orillas del pradito con avellanos, destaca especialmente una roca de grandes dimensiones. Si vamos a la roca se puede volver al aparcamiento por el camino que desciende desde allí (es el camino que va al Estany Negre de Cabanes) o bien deshaciendo el mismo camino inicial.
Como decíamos, la inmensidad del bosque da múltiples opciones de espacios para la práctica de baño de bosque. Para aquellos que quieran un paseo largo y/o combinarlo con senderismo, no dudamos en recomendar el camino que, saliendo desde el refugio del Gerdar, lleva a la soberbia cascada del Gerber.