BAÑOS DE BOSQUE
Entre hornos de cal en Las Comes de Montgrat
Las Garrigues se halla en la transición del clima mediterráneo y continental, con grandes contrastes entre veranos e inviernos, escasa pluviometría y muy árido. De hecho, a día de hoy es una de las comarcas más áridas de Cataluña. Este clima permite principalmente la existencia de vegetación xerofítica mediterránea, con dominancia de los matorrales por lo general. No en vano destacan las maquias o matorrales, y parece que el nombre de la comarca se debe precisamente a su presencia abundante. En la parte más oriental y meridional, como la umbría de la sierra de la Llena, destaca una vegetación de baja montaña mediterránea seca. En el noreste se encuentra el Valle de Vinaixa, un Espacio Natural Protegido conocido por sus colinas y relieve ondulado y que tiene como objetivo la protección del águila perdicera.
Cerca del Valle de Vinaixa está el municipio de Tarrés, donde encontraremos el espacio propuesto para realizar el baño de bosque. Para ir allí, hay que seguir la carretera en dirección a Fulleda hasta la zona denominada Els Plans. A unos tres kilómetros, donde se encuentra el acceso al parque eólico Vilobí 2, se toma el desvío a la izquierda y se puede estacionar a los pies de los molinos de viento. Allí encontramos la señalización de la Ruta de la Cal y hay que seguir estos indicadores. Se trata de una ruta circular que lleva a dar un paseo dentro del bosque entre hornos de cal y está muy bien señalizada. No tiene pérdida. Al inicio, hay que fijarse que donde se bifurca el camino se debe seguir el que sale a la derecha. Puede ocurrir que esporádicamente haya algún vehículo o bicicleta en la parte del comienzo, pero no es frecuente.
La zona que se propone en las Garrigues es un tramo de la Ruta de la Cal. La ruta entera tiene una distancia de 14,6 kilómetros y una dificultad media, por tanto, un itinerario apto para quien prefiera un paseo o caminata más largo. En Tarrés existe la mayor concentración de hornos de cal de Cataluña, con más de 60 hornos inventariados en el término municipal. Algunos están excavados directamente en el suelo y otros en la roca, y la gran mayoría se encuentran en el bosque. Estos hornos, actualmente en desuso, se utilizaban para obtener cal de la caliza mediante el proceso de someter esta piedra a temperaturas de 900 a 1.000 °C y su existencia ha jugado un papel primordial en la evolución del monte, ya que principalmente el material del sotobosque era el que se utilizaba como combustible mientras que los troncos de los pinos se cortaban de forma regular para otros usos. Actualmente se puede encontrar un buen número de hornos reconstruidos a lo largo de la ruta y son un buen punto donde realizar actividades de interacción con la naturaleza.
Pese a estar cerca del parque eólico de la sierra de Vilobí, la contaminación acústica dentro del bosque es imperceptible. En verano, al comienzo de la ruta, ya que es más abierta hay más sol y una buena perspectiva de paisaje, lo que domina es el canto de la cigarra y el aroma del romero. A primera hora de la mañana o al atardecer sobre todo se puede ver fauna salvaje, como los corzos. Al cabo de unos 400-500 metros ya se entra en el sendero más estrecho, donde siguiendo la llanura boscosa enseguida se encuentra el primer horno de cal de esta parte de la ruta, el Buscarró del París.
Llegados aquí, entraremos enseguida en la parte más umbría, en las llamadas Comes de Montgrat. El verdor es excepcional en primavera gracias a la frondosidad del bosque; en verano se convierte en un oasis de temperatura para hacer una caminata sin pasar calor, y en otoño las hojas caducifolias ofrecen un bonito mosaico de colores marrones entre los pinos. La zona se caracteriza porque el suelo es muy calcáreo y por la abundancia de pino silvestre, lo que le confiere una singularidad especial, ya que por la altitud no sería un árbol frecuente en este terreno. Por otra parte, a lo largo del itinerario se encuentran diferentes elementos etnográficos –fuentes, hornos, etc.– que para acceder a ellos hay que desviarse momentáneamente de la ruta. Son enclaves muy accesibles, interesantes y de espacio suficientemente amplio para realizar actividades de interacción con la naturaleza complementarias al baño de bosque. En los años sesenta había muchos cultivos de viñedo, también algunos cereales, pero la cultura dominante era la del vino. Por los restos de muros de los bancales se pueden intuir los antiguos cultivos, aunque a día de hoy el bosque domina el paisaje completamente.
El espacio para la práctica de baño de bosque
En este paseo con lentitud se hace evidente la transición entre el clima mediterráneo y el clima continental. Como comentábamos, el pino silvestre (Pinus sylvestris) es el protagonista del pequeño valle de las Comas de Montgrat gracias al microclima de la parte umbría, mientras que en la parte de la solana abunda el pino carrasco o pino de Alepo (Pinus halepensis). El pino silvestre es un árbol perennifolio de raíces profundas que quiere agua y por eso sorprende encontrarlo de forma abundante en esta zona de las Garrigues, una comarca dominada por el clima mediterráneo continental seco, caracterizado por pocas precipitaciones, nieblas continuadas e inviernos fríos con heladas persistentes. Sin embargo, a pesar de la demanda de agua es un árbol que soporta bien la sequía, ya que es un tipo de conífera muy adaptable. De hecho, la resina es una sustancia propia de las coníferas que además de servir de protección de posibles depredadores también es útil para protegerse del frío y el calor. Su olor es intenso e inconfundible, ¡su viscosidad también! El pino suele ser muy alto, puesto que puede llegar a los 40 metros, de estructura más o menos cónica cuando es joven y más ancha e irregular cuando es maduro. Su corteza es rojiza, sobre todo en las partes más altas del tronco, por lo que comúnmente se le llama pino rojo. A lo largo del recorrido encontraremos principalmente los árboles ufanos y espléndidos en distintos niveles de pendiente y también algunos ejemplares caídos de forma natural en el suelo, con madera en diferentes fases de descomposición.
A lo largo del recorrido, además del pino silvestre veremos también otras especies destacables, como el rebollo o roble melojo (Quercus pyrenaica) y el arce (Acer monspessulanum), árboles caducifolios de menor altura que los pinos (el rebollo tiene un tamaño medio de 15 metros y el arce no suele sobrepasar los 6 metros) y de copas redondeadas y densas que en otoño cubren el sotobosque de hojas y decoran el bosque con sus tonalidades amarillentas y tostadas. En cuanto al rebollo, a pesar de su nombre científico no es una especie del Pirineo y pese a su gruesa corteza que puede parecer la de la encina se trata de un roble. El tipo de vegetación en la umbría de las Comes de Montgrat es completamente distinto al resto del término municipal, como veremos; aquí el manto vegetal cubre el terreno. Además, abundan también el mostajo (Sorbus torminalis), el serbal (Sorbus domestica), el madroño (Arbutus unedo), la hiedra (Hedera helix) y el rusco (Ruscus aculeatus), entre otras especies vegetales que configuran entre todas una atmósfera forestal totalmente propicia para disfrutar al máximo de la práctica de baño de bosque.
Por último, conviene comentar que desde el aparcamiento se puede acceder directamente a las Comes de Montgrat. En caso de querer realizar solo este tramo habría que seguir esta señalización.