Si el verano, en las comarcas de Lleida, es el período de apogeo de los deportes de aventura, la actividad cultural encuentra en el invierno el caldo de cultivo óptimo para manifestarse, ofreciendo al visitante la posibilidad de armonizar el disfrute de la nieve, de la gastronomía y de los sugestivos parajes naturales del territorio leridano con un atractivo rosario de propuestas culturales.

La tradición popular, a menudo ligada a las festividades religiosas o profanas –belenes vivientes, fiesta de los Tres Tombs y Carnaval, entre otras–, se combina con actividades culturales de todo tipo, desde conciertos musicales y representaciones teatrales a recreaciones históricas y festivales de cine.

Las visitas al patrimonio constituyen otro de los puntos fuertes en el ámbito de la cultura. El patrimonio popular, la prehistoria, el románico, el gótico, el renacimiento, el barroco, el modernismo o el arte de vanguardia encuentran múltiples manifestaciones en las comarcas leridanas. Desde la arquitectura medieval religiosa (incluidos los templos románicos de la Vall de Boí, declarados Patrimonio de la UNESCO, o las singulares catedrales de Lleida, La Seu d’Urgell o Solsona) a la militar, con un magnífico conjunto de castillos de frontera, la demarcación de Lleida ofrece un sorprendente rosario de posibilidades.

Sin olvidar la magnífica red de museos de la demarcación, los notables ejemplos de arquitectura popular –que va de los pueblos de piedra y pizarra del Pirineo a las construcciones de piedra seca de la plana–, los centros de arte rupestre, los importantes yacimientos ibéricos y romanos, el patrimonio hidroeléctrico o las propuestas de turismo bélico, opciones que en conjunto conforman una oferta cultural inigualable.

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