Territorio de marcado carácter agrario y fuertemente arraigado a la tierra, Lleida ha conservado con orgullo una cocina singular fundamentada en una tradición ancestral, sin renunciar a la creatividad de una nueva y prestigiosa generación de cocineros que han enriquecido esta gastronomía con aportaciones sorprendentes. Una gastronomía de sabores delicados y a la vez contundentes, basada en unos productos de la tierra y de proximidad de calidad contrastada.

Si bien hablamos de una gastronomía de interior y de montaña que ofrece excelentes manifestaciones culinarias todo el año, es quizá durante los meses invernales cuando alcanza su apogeo.

Dentro de esta oferta gastronómica, resultan esenciales el aceite de oliva virgen extra, considerado uno de los mejores del mundo, y los excelentes vinos producidos por las 36 bodegas de la DO Costers del Segre, hasta el punto que han dado pie a dos movimientos muy consolidados, el oleoturismo, con una propuesta de 35 experiencias, y el enoturismo, que mueve cada año miles de visitantes en el marco de la Ruta del Vino de Lleida. Las jornadas, las fiestas y las ferias gastronómicas consolidan el prestigio que han alcanzado las comarcas de Lleida como destino privilegiado para los amantes de la buena cocina.

Desde los potentes platos de montaña, en que las carnes de ternera y cordero, los embutidos y los quesos marcan la diferencia, hasta la cocina de las comarcas de la plana, con la carne de cerdo, la fruta dulce y los productos de la huerta como elementos más emblemáticos, con los tradicionales platos de cuchara como denominador común, el territorio ofrece durante el invierno un inmenso catálogo de elaboraciones culinarias. Unas elaboraciones deliciosas que permitirán a los visitantes disfrutar de los mejores sabores de la tierra.

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