El viaje

En esta cuenca fluvial que ya acaricia las primeras estribaciones del Pirineo, el río se convierte en una aventura viva con la bajada de los almadieros. Generaciones de pallareses han trabajado al ritmo del caudal transportando la madera de sus bosques. Quedamos empapados de aquella cultura milenaria en el Día de los Almadieros, que cada julio reencuentra sobre las aguas del Noguera Pallaresa amigos y parientes en una fiesta que nos deja un sabor de homenaje sincero a los antepasados. Este respeto por la herencia de la tierra es también la base de la fiesta de las fallas con que el Jussà mantiene viva la herencia arcaica del paganismo. En las fallas de la Virgen de Ribera, el mes de junio, nos adentramos en la historia antigua del Pirineo a través de una experiencia mística de fuego y sombras. Bajamos la montaña de Santa Magdalena bajo el calor del ritual y sabemos que estamos en una tierra con personalidad propia.

El viaje al Patrimonio Inmaterial del Pallars Jussà nos presenta también un paseo más sosegado. Es el que descubrimos sentados en las plazas, hablando palabras de un pallarés que nos parecía un dialecto de leyenda y que ahora descubrimos muy vivo. Para siempre nos quedará en el vocabulario del recuerdo un potxó por el Jussà. En esta lengua que redescubrimos, los más antiguos nos pasean por las historias de los abuelos como la leyenda de la Cueva de la Serpiente. Dicen que en el camino que lleva al monasterio de Sant Pere de les Maleses hay una cueva donde vivía una enorme serpiente que se comía a las personas y animales que osaban pasar por allí… Debemos detenemos en cada portal para conocer lo mejor y más escondido de esta comarca mágica.

El paseo tranquilo por el patrimonio inmaterial del Jussà es también el que nos sorprende en las mesas de las fondas. Nos dejamos seducir por platos que provienen del recetario de las abuelas, las grandes druidas de este Pirineo. Su esfuerzo diario ha llevado hasta hoy platos con cordero, membrillo y setas o embutidos como la inigualable girella que son exactamente el sabor de la comarca. A la mesa no nos falta la sangre de esta tierra, unos vinos humildes y auténticos que bajo la denominación de origen Costers del Segre conocemos en la Feria del Vino de Talarn o el Jazzivi de Figuerola d’Orcau. Contentos de reencontrarnos en este Pirineo cercano, nos soltamos en el baile que nos hermana para siempre con su gente. Por San Antonio Abad y por la Fiesta Mayor, Tremp y Palau de Noguera nos muestran su lado más alegre con el Baile del Contrapaso, en el que los agricultores muestran su agradecimiento eterno a la cosecha. Un nuevo vínculo emocional que nos hace visible el alma del Jussà. Sí, el pallarés es un ser agradecido a su tierra y al legado de sus antepasados. Volvemos a comprobarlo con el respeto por los antiguos oficios y la actual ganadería que descubrimos en la Feria Ganadera de La Pobleta de Bellveí y en el Día de Rememoración de la Feria de Salàs. Se ponen al día de este mundo de trabajo y constancia: vacas de raza bruna, charolesa, salers y limosina, ovejas de raza pallaresa y caballos. El ganado que nos conserva el paisaje y que cada otoño, puntual a su cita trashumante, regresa hacia los corrales a pasar el invierno. Un recorrido de ida y vuelta entre los pastos altos y la cuenca baja que es todo un viaje por este Pallars Jussà auténtico y ancestral.