El viaje

La capital comarcal despliega ante nosotros un catálogo amplio de festividades que nos hablan de cómo es la gente de aquí. Solo una comunidad fuertemente estructurada puede recibir al visitante con una representación como la Pasión de Cervera. El trabajo para la obra y la propia escenificación son un patrimonio de relaciones personales que cosen la capital y la comarca con la complicidad del trabajo común. Este carácter de lucha compartida impregna el viaje por la Segarra. Admiramos las escenas de una Pasión de la que los cerveranos tienen referencia el año 1477. Nos rendimos al misterio tanto en la iglesia de Santa Maria con la Pasión Medieval como en el Gran Teatro de la Pasión con la Pasión de Cervera. Los cerveranos también nos cautivan con la fiesta del Santísimo Misterio del mes de febrero y su tradicional canto de las Completas. Las partituras del siglo XIX conforman una música litúrgica de primer orden que es la banda sonora de generaciones de cerveranos. La fiesta de San Magín y su comitiva repartiendo agua por las casas de la capital completan una trilogía de celebraciones que son el alma de Cervera.

Con la misma pasión que los cerveranos, las familias de Sant Guim de la Plana nos hacen revivir un Belén Viviente que ha convertido en referencia de las manifestaciones navideñas en el país. Los participantes recrean cuadros del nacimiento de Jesús y los oficios de la época en un recorrido que es todo respeto y solemnidad.

La comarca ha conservado creencias y leyendas. Los pueblos y sus rincones esconden historias que se han transmitido a las sobremesas de cada casa. En Florejacs nos cuentan que la dama del castillo era de una belleza tan deslumbrante que atraía muchos pretendientes. A todos les daba una flor que los convertía en otra flor que enseguida plantaba en su jardín. Entendemos el origen del nombre del pueblo a la espera de que, tal como nos dicen los abuelos, aparezca de nuevo la dama paseando por el castillo. En Ivorra las historias de los antiguos cuentan que hacia el año 1010 el cura dudó de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía mientras oficiaba en Santa Maria. En ese momento, el vino se convirtió en sangre vertiéndose sobre el mantel. El papa Sergio IV certificó el milagro y concedió unas reliquias al pueblo que todavía se conservan en la parroquia de Sant Cugat.

Damos un salto en este paisaje de cereales hasta Guissona para vivir la Enramada el domingo después de Corpus. El pueblo está lleno de flores, colores y olores con los niños y niñas como grandes anfitriones. Entre cestas de pétalos y tortas la fiesta vive alegría y honor a la Virgen de la Salud. Seguimos la estela de la fiesta más colorida en Torà con el Baile de Priores y Prioras. El primer domingo de mayo la villa celebra la Danza del Rosario con dos parejas de casados ​​y dos de solteros en círculo. En un momento del ritual de cortejo se hace entrega del atxò a las prioras del año siguiente. Una escena de fidelidad a la tradición que nos arraiga a esta tierra aferrada a su historia y orgullosa de su carácter.