El viaje

Estamos en una tierra de trabajo, de sol y relaciones humanas firmes donde la cultura se ha cultivado como el hilo que ata la comunidad. Y en medio de los campos, escondidas entre los bancales y los frutales, las paredes de piedra seca y las cabañas de bóveda nos hablan de una relación milenaria entre el hombre y su paisaje. Las construcciones como las paredes de los márgenes, los hornos de cal o los aljibes nos parecen catedrales de la sencillez y nos damos cuenta de que aquellos antiguos campesinos llevaban dentro un arquitecto. En este aprendizaje sobre la piedra, L’Albi nos aporta la lección definitiva con la roca de la Espiral, una gran piedra milenaria que emite energía. Estamos en un destino que se ha vuelto de culto. Nos ponemos allí descalzos y notamos la fuerza de la tierra vibrando bajo los pies.

Este es un territorio extenso con una población pequeña que se conoce y se respeta porque este es el equilibrio de la comunidad. Respiramos esta humanidad en las fiestas que han perdurado gracias a la implicación de generaciones de garriguenses. Lo entendemos así en el silencio respetuoso de la Procesión del Desclavamiento y del Encuentro de La Granadella, una cita documentada ya en el siglo XVIII. El pueblo vive con pasión la cultura ancestral que ha heredado y nos lo vuelve a demostrar con el Festival de Repique de Campanas, con el que cada año un pueblo rememora los toques y el oficio de campanero que tantos siglos comunicó a los vecinos del llano.

El pueblo sale de fiesta a la calle a reencontrar los amigos y familiares que son el corazón de las Garrigues. En Les Borges Blanques la Fiesta Mayor es una referencia nacional con el Encuentro de Gigantes, una cita que se celebra desde 1983. Calles y plazas de Les Borges hierven como nunca del orgullo de recibir en las Garrigues los grupos procedentes de todas partes. Notamos que el espíritu de acogida es uno de los valores de la tierra. Continuamos este viaje a la magia de las tradiciones populares. La fortaleza de Els Vilars de Arbeca nos invita a vivir el misterio de la Noche de fuego. Entre los espectáculos tenemos la sensación de que los antiguos muros de este recinto increíble levantado por los antepasados ​​íberos se convierten por una noche en la puerta del infierno. La cultura en mayúsculas vuelve a citarse con el Guitar Festival, que desde el año 2012 trae a la comarca grandes intérpretes de los instrumentos de cuerda en un evento que pone las Garrigues en el mapa internacional y es a la vez un homenaje al maestro pedagogo local Emili Pujol. Esta tierra no olvida sus referentes. El catálogo musical de este viaje tiene parada también en la fortaleza de Els Vilars con el Tastjazz en una velada que ahora convierte el recinto histórico en un gran escenario.

El culto por la tierra se traduce en una devoción también por los productos agroalimentarios. Juneda nos regala una jornada inolvidable de homenaje a la cultura agrícola y a las recetas de toda la vida en el Concurso de Cassoles de Tros. Desde 1979 el pueblo se vuelca en una fiesta en la que los caracoles, la morcilla, las alubias, el tocino y las patatas son tesoros sobre los fuegos encendidos en la Banqueta del Canal. Efectivamente ya estamos convencidos de que el territorio y la cocina son aquí un binomio inseparable. En la Feria del Aceite de Les Borges y su Fiesta de los Tres Tombs nos dejamos seducir por la melosidad del oro líquido que saben hacer los garriguenses. Una vez lo probamos no queremos ningún otro. Como no tenemos suficiente, desbordamos la curiosidad por los platos históricos de esta comarca en la Muestra Gastronómica de las Garrigues, con la que los meses de noviembre y diciembre los restauradores nos acaban de convencer de que tendremos que volver.